Literature
Notitas
―Uy, le erré. Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda... –susurró Martín.
―Qué dios se apiade de vos –bromeó Daniel, aunque estaba un poco preocupado por su compañero de banco, el argentino que estaba entrando en plena crisis nerviosa.
El rubio se agarró la cabeza, murmurando improperios, juramentos y, por así decirlo, las puteadas más grandes dichas por el hombre.
―Manuel Gonzales, ¿Qué está haciendo? ―preguntó la profesora al chileno, mientras éste escondía con apuro el avioncito de papel que le hab&iac